jueves, 20 de mayo de 2010

MOLINA´S FEROZZ: EL GUIÓN Y LA PELÍCULA EN FOTOS parte 7














18. INT. NOCHE. CUARTO DE PALO DE INOCENCIO.
En el interior de su cuarto de palero, Inocencio completamente desnudo, fuma un tabaco y echa el humo sobre un cráneo. Como movido por un resorte, suelta el tabaco y agarra a un enorme chivo macho y lo degolla con violencia, vertiendo la sangre que sale del cuello del animal dentro del caldero. En éxtasis total, Inocencio toma el caldero y lo vierte sobre su cabeza, cara y cuerpo bebiendo generosos tragos de la sangre espesa.

















































19. INT. MAÑANA. CASA DE DOLORES.
Dolores termina de arreglarse el cabello, a la vez que sonríe con cierta malevolencia. Luego toma un vasito, la cafetera y se sirve una línea de café. Mientras tararea alguna melodía y sorbe el café humeante, abre la puerta de la casa y mira:

La casita de Inocencio a lo lejos.

A la vez que tararea, Dolores abre las puertas de una vieja vitrina y empieza a sacar pomitos, encurtidos, galletitas caseras, dulces y frutas. Cerciorándose de que nadie la observa, extrae el pomito con los líquidos que extrajo la noche anterior y vierte parte de su contenido sobre algunos alimentos.

Sin perder su sonrisa malévola, va poniendo las cosas en la mesa como en un ritual, va a un rincón, busca entre cestas, bolsas y nailoncitos, y escoge una canasta y comienza a improvisar una cesta con los encurtidos, las galletitas, las golosinas y frutas, en un paño a cuadros rojos y blancos.

Miranda abre la cortina que separa el cuarto improvisado de la casa, a la vez que se hace el lazo de un fresco vestido de flores diminutas y camina hacia Dolores que, de espaldas, tararea una canción y arregla la canasta. Miranda va a sorprenderla, cuando Dolores se da vuelta con la canasta en la mano.

DOLORES
¡Mi amor, lleva esta canastita con comida a tu pobre abuela!
La preparé con cariño y puse encurtidos, galletitas, un pomo con fanguito, y mermelada de guayaba. ¡Doña Zulma es muy golosa!

El rostro de Miranda se convierte en una mueca.

MIRANDA
Yo no voy a ir a la casa de esa bruja…

DOLORES
No hables así, Miranda. Nosotras debemos aprender a perdonar.
Ella solo se ha quedado con Dully y... está necesitada de amor.

MIRANDA
Que se la lleve él, pues, ¿no lo hace siempre?

DOLORES
Temo que le haya sucedido algo a Dullito. Ayer no vino, tú misma lo notaste anoche, ¿recuerdas?

MIRANDA
No, que venga el anormal ese y se la lleve, yo no.

DOLORES
¡No hables así de tu hermano, Miranda! Además… Dully es tu… tío y
hasta como si fuera tu abuelo. En el fondo, yo creo que es un buen muchacho, y es el que más se preocupa por tu abuelita…
Pero ayer no vino, así que tienes que ir tú a ver qué ha pasado.

MIRANDA
Por favor, mamá, no me pida eso…

Miranda se queda con la mirada perdida.

20. FLASHBACK: INT. NOCHE. CASA DE LA ABUELA.
Junto a una ventana, Miranda semidesnuda sobre su cama disfruta con risitas cómo su CACHORRO lame entre sus senos y sus entrepiernas y a la vez ladra.

La Abuela entra tanteando bruscamente con un bastón, fuete en mano. Olfatea.

Miranda se sobresalta, el Cachorro ladra.
La Abuela camina hacia la cama.

ABUELA
¡Puta cochina, ¿qué están haciendo tú y ese perro asqueroso?!

MIRANDA
Abuela, no es la que usted cree, abuela…

La Abuela lanza un bastonazo al aire y le da al Cachorro, que cae contra la pared.

El Cachorro cae al suelo con el cráneo destrozado esparciendo los sesos por el piso.

Miranda lo mira desconsolada.

MIRANDA
(Sollozando)
Mi perrito…

La Abuela la agarra, la tira sobre sus piernas y comienza a darle nalgadas cada vez más fuertes.

ABUELA
Eres una zorra como tu madre. ¡Toma, toma!

Miranda no se queja ni se mueve. Acepta el dolor, y poco a poco da muestras sonoras de placer al recibir las nalgadas. La Abuela se enfurece.

ABUELA
¡Maldita, cochina! ¡Si ya hasta los fuetazos te ponen
caliente! ¡Toma, toma!





















































































19. CONT.
Dolores mueve suavemente por los hombros a Miranda, que sale de sus pensamientos.

DOLORES
¡Miranda! Tu abuela se va a poner contenta al escuchar tu voz…

MIRANDA
Mamá, hasta Dios la tiene que odiar. ¿No te acuerdas
todo lo que sufrimos? ¿Ya se te olvidó?

DOLORES
No te metas en asuntos divinos que no podemos entender los humanos, hija. Tu tío Inocencio dice que sólo Dios tiene el don de juzgar.

MIRANDA
¿Y quién le dio a Dios ese derecho?
DOLORES
(Impaciente)
¡‘Ta bueno ya, chica! ¡No blasfemes más, no invoques a Satanás...!
Hazle caso a tu madre… (Dulce) Debes ir, Mirandita. Si quieres, no entres a la casa y déjale la canasta en la puerta.

Miranda coge la canasta de mala gana. Dolores toma de un armario una caperuza roja que hace juego con el vestido y se la entrega a Miranda.

DOLORES
Toma, para que protejas de la lluvia y el frío, que el día está un poco gris… No tomes el atajo, no te entretengas en el río
y regresa antes de que oscurezca... Sabes que me pongo nerviosa,
si te demoras mucho tiempo fuera de casa…

Miranda se dirige a la puerta y sale dando un portazo.

Al quedar a solas, Dolores se suelta los botones de la blusa, se arregla los senos, se deshace el peinado y se deja los cabellos sueltos. Está nerviosa.

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