sábado, 11 de octubre de 2008

nuevo video clip NERDKIDS "Vengo del Futuro"


Los amigos de la productora Paura Flics de la Plata en Argentina me han convocado para hacer un video a la banda NerdKids, he escogido la canción "Vengo del Futuro" porque es muy sugerente y me ha permitido soñar y homenajear todo el cine B que me gusta,las películas de ciencia ficción de los 50´s, Russ Meyer y toda la sicotronía fílmica. aquí les va una fotito del asunto. Este tema aparece en la banda sonora de mi nuevo trabajo Molina´s El Hombre que hablaba con Marte que está en proceso de postproducción de sonido.
Para que se vayan mentalizando de que va esta película ahi les ofrezco las primeras secuencias del guión escrito por Magdiel Aspillaga con la colaboración de Edgar Soberón y mía.

EL HOMBRE QUE HABLABA CON MARTE.
Guión de Magdiel Aspillaga y Jorge Molina
Con la colaboración de Édgar Soberón Torchia sobre una idea de Evelio León y Molina sobre el título del poema de Jorge Yglesias


El hombre que habla con Marte
se llama Claudio y no Nazareno
y cuando canta “La donna è mobile”,
su voz se quiebra si recuerda
la belleza de una puta.
No tiene dientes el eterno
y el manto que lo cubre es humo.
Nadie lo alaba, nadie lo niega.
Es Dios qual piuma al vento.

Jorge Yglesias






SEC.1. INT. DÍA. CASA DE CLAUDIO.
Escena 1.1 – El camafeo
Escenografía teatral, con fondo negro y el perfil de una especie de ciudad futurista post-industrial, vista a través de una ventana de cartón.

Bajo una luz cenital y a los acordes de “La donna è mobile”, CLAUDIO llega cansado del trabajo, cargado de papeles, libros e informes, que tira sobre un sofá. Es delgado, menudo, pálido, con rasgos de una barba lampiña sin cuidar. Transpira copiosamente.

El apartamento está en total desorden. Claudio enciende un abanico de techo. Las aspas se mueven perezosamente. Seguidamente, toma el control remoto del televisor, lo enciende sin audio y deja el control remoto sobre una mesa. Camina hacia un extraño freezer y lo abre. Su intensa luz interior le baña el rostro. Por un instante, Claudio cierra los ojos y disfruta el vaho frío que sale del aparato. Abre los ojos, fija su mirada en el interior del freezer por unos segundos y saca un alimento sintético envuelto en papel de aluminio.

Cansado, camino hacia la mesa, coloca el plato junto al control remoto. Busca en su bolsillo un pañuelo, pero a la vez se le cae un objeto del bolsillo. Preocupado y molesto, Claudio se inclina y lo busca por el piso y en algunos recovecos del apartamento. Al encontrarlo, respira aliviado. Es un camafeo. Lo limpia con el pañuelo, lo abre y lo mira extasiado. Se levanta, lo cierra tranquilo y lo guarda celosamente en su bolsillo.


SEC. 1. INT. CASA DE CLAUDIO.
Escena 1.2 – El telescopio
Transpirando, Claudio se aproxima a un telescopio ubicado en una esquina de la habitación, mirando hacia afuera una ventana. A su lado, un butacón. Claudio se sienta y observa. Con pereza busca la cremallera de su pantalón, extrae su pene fláccido y comienza a acariciárselo. Su excitación aumenta y se masturba frenéticamente, sin dejar de mirar por el telescopio. Al llegar al clímax, sufre un calambre pélvico, se levanta adolorido y se tira exhausto sobre una silla de madera junto a la mesa. Mira hacia la mesa y con la mano untada de semen, busca un pedazo del alimento envuelto en papel de aluminio y come.


SEC. 1. INT. CASA DE CLAUDIO.
Escena 1.3 –La nostalgia I
Sentado en la silla, Claudio toma el pañuelo, se limpia el semen de la mano, luego las sobras de comida en la boca y finalmente el sudor en su cara. Toma el control remoto y sube el audio. Suben notas de un teremin, a lo The Day the Earth Stood Still. En la pantalla está la imagen de una bella y exuberante mujer, vestida de combatiente galáctica en medio de un raro planeta rojo, como en una película Z de los años 50. Los ojos de Claudio se desorbitan al verla.

Claudio se levanta de golpe, toma el auricular de un antiguo teléfono que descansa sobre una pila de libros de diversos tamaños que forman una especie de mesita, y marca. Junto al teléfono hay un portarretratos con una foto de él y un amigo vestidos de militares en una trinchera. Claudio se acuclilla, toma el portarretratos, lo mira, sonríe con cierta nostalgia, lo pone de nuevo en su lugar. Atento al sonido del auricular, escucha el timbre desde el otro lado, pero nadie responde. La mujer en el televisor hace piruetas eróticas. Con la mirada desorbitada, Claudio vuelve a marcar, y de repente le responde un contestador, Claudio se yergue.

VOZ DE CONTESTADORA
No estoy en casa, favor dejar su mensaje, no se preocupe, le llamaré.....

CLAUDIO
Olivio... Olivio, soy yo Claudio, ¿dónde estás? Aparece por favor,
ya ha pasado mucho tiempo.

Cuelga molesto. Enciende un cigarro y fuma, mirando atento hacia el televisor y limpiándose con el puño las gotas de sudor en el bigote. Sale música.


SEC. 2. NOCHE. DÍA. CASA DE CLAUDIO.
Plano secuencia: Claudio llega al apartamento lleno de papeles que echa sobre el sofá. Repite lo mismo que hizo la noche anterior, con una breve alteración de las acciones: enciende el televisor sin audio, va al telescopio, se masturba, vuelve al televisor, sube el audio del televisor y contempla a la heroína galáctica, pero se dirige hacia el freezer después.


Al concluir el plano secuencia, Claudio va al freezer. Lo envuelve la misma luz del interior. Absorto, descubre que no tiene alimentos. Cierra la puerta.

SEC. 3. NOCHE. DÍA. CAFETERIA FRUTAS DEL CAGNEY.
Un lugar con un ambiente de los años 40 del siglo XX, lleno de humo de cigarros. Sobre las paredes hay fotos del actor James Cagney. La luz cae verticalmente, suena música de películas noir. Detrás de una barra, sólo se divisan los brazos y las manos del dueño, el señor NAZERMAN, cuyo rostro se oculta en la penumbra. En uno de los brazos, lleva un cintillo con una estrella de David, como las que les ponían los nazis a los hebreos. Claudio se aproxima y le pide alimentos con gestos, señalándole unos estantes. En silencio, Nazerman se los busca. Nazerman se detiene de golpe. A la estancia, ha entrado una PROSTITUTA, una bella negra, exuberante y sensual aunque algo vulgar, vestida con ropas y peluca como la heroína galáctica de la televisión.

A Claudio se le cruzan imágenes de la heroína galáctica y pronto nota la semejanza con la Prostituta, que, a su vez, se muerde los labios. Claudio la mira, ella se le acerca, con un gesto le pide fuego para el cigarrillo que lleva en una mano, él enciende nerviosamente un fósforo, se quema, ella ríe y le echa humo en la cara, Claudio estornuda, ella se arregla la peluca, pero Claudio vuelve a alucinar con la heroína galáctica, y se excita. Ambos se miran fijamente. Nazerman sonríe y le da la vuelta a un mondadientes que tiene en los labios.

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