Aquí les van las respectivas cartas motivadas por la censura del documental Despertar y la renuncia del cineasta Fernando Pérez como presidente de la Muestra de Cine Joven.
Tomado de www.cinecubanolapupilainsomne.wordpress.com
Mi querido Gustavo:
Leí tu email por arriba. Muy por arriba. Quizá tengas razón en algunas
cosas, pero tu ímpetu y pasión desmedida te ha hecho hablar un poco de
más (o de menos, no se).
Como parte de esa generación apática a la que pertenezco, debo decirte
que quizá mientras tú te mirabas al ombligo, nosotros nos estábamos
fajando en el ICAIC por la proyección del documental "Fuera de Liga".
Nos disfrazamos(no encuentro hoy un término mejor que este) de
peloteros en una protesta pública en la conferencia prensa de aquella
muestra e hicimos pública nuestra inconformidad yéndonos por arriba,
incluso, de la voz de su director. Nos vimos envueltos en mil
reuniones para impulsar la proyección del documental. Carrera de las
que nos fuimos saliendo algunos, poco a poco, previendo el destino que
tomaría esa proyección y no nos equivocamos. Ian cedió ante sus
productores, el ICAIC (no olvidar este detalle) y nada que hacer.
¿Que nos toca a los cineastas?, hacer películas. Mirarnos al ombligo,
sí. Al menos en todos esos materiales que mencionas hay una rabia, un
grito, una protesta. Ponemos la semilla, pero pretenden que también
reguemos el árbol, lo podemos y lo cuidemos. Todo eso que pides forma
parte de un sistema al que ustedes, los teóricos, también pertenecen y
en el que podrían poner su granito de arena. Ya el público sabe lo que
es una buena fotografía y un buen montaje. Recuerda siempre que los
grandes movimientos cinematográficos han partido de una base
conceptual muy sólida y esa debilidad y perspectiva provinciana de los
que deben estructurar las teorías, también hace que las películas
Cubanas sean pequeñas islas apartadas y no un núcleo en sí mismo.
Además de la ineficiente labor de impulso. No culpes a nuestro
egocentrismo de ello. Pues somos tan ególatras y egoístas como los
cineastas Franceses, Chinos o Sudafricanos, sino, no fuéramos
cineastas.
¿Que quieres que digamos de lo de Fernando? Es una decisión personal
de él y muy respetable, pero ahora bien, renunciar a algo no merece
aplausos. Estoy seguro que sus razones tendría, pero son esas mismas
razones las que vienen existiendo hace tiempo. La imposición de la
censura se enfrenta de muchas maneras. Una, con maña. Dos, con
timbales y tres, renunciando. Esto último es lo que ha venido pasando
en Cuba en los últimos años, todo inconforme renuncia, incluso
renuncia a su suelo y se va a hacer su vida por ahí. Decisión que
también respeto, como toda decisión humana y quizá algún día yo la
tome, porque algún día me cansaré.
Entonces, no nos digas a los que nos rompemos el lomo tratando de
hacer cine en este país, enfrentando a los mismos especímenes censores
de siempre y dejando de dormir pensando en que voy a filmar mañana; a
los que aún tenemos ganas de crear en medio del caos en que se ha
convertido este país, que somos apáticos. No puedo aceptártelo, amigo.
No nos pidas motivación con lo que no nos motiva. Y si nos motivara,
ya sabes como los cineastas traducen sus motivaciones, con películas.
Para mi, la renuncia de Fernando es un buen aliciente para chismes de
pasillos, para hablar de lo que ya repugna hablar tras medio siglo de
hablarlo. Para nada más. Ya estoy harto de reuniones y de tener
delante a funcionarios que fingen escucharme. Has estado conmigo en
varias de ellas, incluido el casi inservible congreso de la UNEAC.
Viste el documento que presentamos, reconocido por casi todos como el
documento mas extenso y serio. Allí se planteaba una reestructuración
absoluta del cine Cubano. ¿Quien hizo ese documento? CINEASTAS,
cineastas de todas las generaciones. Y cuando digo cineastas, no digo
directores, digo gente de cine. A los que nos duele, mucho más que a
ti lo que ocurre. Porque si desaparece el cine en Cuba, quizá tu
pierdas trabajo, mientras nosotros, perdemos la vida.
Sin rencores y con el cariño de siempre,
Pavel
Pavel, hermano
Acabo de leer tu mensaje y no precisamente por arriba. Veo que también
tienes tus razones y eso es bueno. Gracias por apreciar "mi ímpetu y pasión"
aunque la califiques de desmedida. Prefiero pecar por exceso a sentarme a
esperar que la vida me pase por delante. No vivo en una torre de marfil pero
tampoco a nivel de la calle. Creo firmemente que la única manera de atisbar
qué es lo que sucede en este mundo, es manteniendo cierta distancia. Esa
perspectiva es a mi modo de ver la única forma de conservar la lucidez. La
apatía, el desinterés, la falta real de compromiso o el mirar hacia otro
lado, para eludir la confrontación, no ha sido precisamente mi actitud.
También me he mirado el ombligo, una higiénica actividad que deberíamos
probar con frecuencia. Ahora bien, su sentido metafórico no me pertenece,
pues creo haber sido coherente con mis ideas, desde hace más de 25 años, y
también, como muchos en este país, he debido pagar por ello.
Conocí de aquel performance cuando el asunto de Fuera de Liga y también de
esas discusiones que algunos de ustedes llevaron a cabo. Otras se han
sucedido por años. Las hubo antes y las habrá después, porque ya se sabe, el
cine, como el arte, si es auténtico, será siempre perturbador. Percibo un
hálito de frustración en ti, cuando refieres lo inútil que fue todo aquello.
Yo pienso que no hay que sentir vergüenza alguna por esto pues eso es
justamente lo que ese diabólico aparato de censura, conservadurismo y
mezquindad, persigue. Amoldar el pensamiento, atontarnos, volvernos
ineficaces como individuos, como artistas o creadores. Retirarse es dejar la
silla vacía, para que la mediocridad la ocupe y eso es justamente lo que
siento le ocurre a muchos en las últimas generaciones. Siento que están
cansados antes de empezar, siento que aunque hay gente talentosa y con ideas
valiosas, se apagan ante el primer descalabro o lo que es peor, abandonan. Y
entonces no nos queda más que observar con pavor, ese largo y terrible éxodo
que nos viene acompañando desde hace cinco décadas.
Eso es lo que me inquieta. No se trata de si este o aquel trabajo fue
prohibido, un acto que se ha vuelto ocioso o absurdo en estos tiempos de
"democratización tecnológica", sino de tomar partido, sentir responsabilidad
por las cosas que se hacen o piensan. En fin, ser consecuentes y también
cuando se requiera, enérgicos o radicales. Y sí, creo que nos toca a todos
los de esta generación que ha decidido quedarse aquí, pensar en el destino
de su país, pero no solo para colocar la semilla como dices, sino también
para regarla, verla crecer, florecer, cuidarla y también fenecer.
Claro que es duro observar cómo pasa el tiempo y las cosas permanecen
iguales o peores. Como un horrible círculo vicioso, vemos repetirse los
debates, las demandas y las flagelaciones. Cuantas veces no hemos escuchado
aquello de que :no son los tiempos para esto. Y es que a los mortales como
nosotros, siempre se les escamotea "la verdad", pues siempre hay alguna
razón superior, mucho más fuerte que la tuya o la nuestra. Es la verdad del
poder. Hay una frase terrible, de la época de la euforia sesentera: primero
dejar de ser, que dejar de ser, Revolucionarios. Un absurdo, que aunque
cargado de romanticismo pretende anular al individuo.
Todos hemos tenido sueños y también pesadillas. Ambos hemos coincidido en
años recientes en algunos debates que nos parecieron trascendentales,
discusiones sobre el cine, los jóvenes creadores, la cultura o el país. Me
agrada recordar los numerosos puntos en que coincidimos, incluso, por decir
ciertas cosas fuimos "sospechosos de hacerle el juego al enemigo" y citados
para dar "explicaciones". Una certificación, por cierto, que en lo personal
ya he recibido muchas veces. Pero Pavel, yo no me he cansado de lidiar
contra toda esa mediocridad y pensamiento retrógrado que en el ámbito de la
ideología o la cultura nos rodea. No pretendo juzgar a los otros, tampoco a
mis colegas de profesión. Cada cual tendrá sus razones, sus expectativas y
seguro su propia historia de encontronazos o personal lista de enemigos.
Pero el punto principal aquí, no es la apatía o la falta de compromiso de
ciertos cineastas o pensadores del cine, el asunto esencial radica en que
esta generación, ha perdido la voluntad de pensarse a sí misma como grupo y
cuando una generación se fragmenta o divide, está muerta y afecta la razón
de su propia existencia.
Unos hacen películas, otros las piensan. Unos gestan ideas y otros las hacen
posible. A unos tal vez les correspondan las palabras y a otros solo las
acciones. Esa dualidad, que se complementa, hace mover la Historia. No creas
que por ser cineasta te duele más, la situación por la que atraviesa nuestro
audiovisual. El cine solo es una forma de expresión, una manera de
reinventar el mundo, en definitiva, una ilusión, maravillosa sí, pero
recuerda lo que le sucede al que solo vive de ilusiones. Prefiero entonces
pensar que tú y yo, los otros, cineastas o no, vivan aun en esta pequeña
isla o lejos de ella nos inquieta algo mayor, que es el destino de este país
y que cada día al despertarnos nos preguntamos: ¿ Qué puedo hacer hoy para
salvarlo?.
Un abrazo, por supuesto
Gustavo Arcos.
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