martes, 11 de mayo de 2010
MOLINA´S FEROZZ: EL GUIÓN Y LA PELÍCULA EN FOTOS parte 4
9. EXT. DÍA. CAMPO, RÍO.
En el río del pueblo, Miranda, que es ahora una bella joven, se baña desnuda.
Entre unos arbustos, alguien la observa.
Los pechos túrgidos de Miranda sobresalen en el agua, mientras flota.
Las manos de Dully agarran la ropa de Miranda, que está junto a un cántaro en la orilla.
Dully, que ahora es más adulto, pero igualmente tiznado, se esconde entre el matorral, huele las bragas, se abre la bragueta, extrae su erección y se masturba poseso.
De pronto, Inocencio lo sorprende.
INOCENCIO
¡Dully
Dully sale corriendo y vuelca el cántaro derramándose un poco de leche. Inocencio lo persigue.
INOCENCIO
Párate ahí, párate ahí, sinvergüenza!
Inocencio desiste y se vuelve, ve las bragas de Miranda colgadas en un arbusto y las mira, su rostro se ilumina. La risa de Miranda lo regresa a la realidad. Asustado, Inocencio recoge las bragas y las guarda en su morral. Mira a través del matorral y ve:
Miranda sale del agua riendo, totalmente desnuda.
Inocencio da tres pasos hacia atrás y quiebra una rama seca.
Miranda escucha el ruido, se vuelve hacia el matorral.
MIRANDA
¡Sal de ahí, Dully!
Inocencio sale del matorral. La mira y luego baja la cabeza
INOCENCIO
Soy yo, niña. Póngase la ropa…
Miranda disfruta la vergüenza del hombre y se regodea en ello.
MIRANDA
No encuentro mi ropa... Mire a ver si está por ahí, tío…
Inocencio se hace el que busca entre los matorrales, saca las bragas de su morral, lo piensa, duda un instante, las guarda de nuevo y alcanza las demás prendas.
Inocencio sale y le extiende la ropa.
INOCENCIO
Aquí está...
Miranda sonríe satisfecha. Inocencio no la mira. Miranda no las coge.
MIRANDA
Tío, acérquese que no las alcanzo.
Inocencio tiene que mirar para avanzar. Ella, frente a él, sonríe y toma la ropa. Inocencio desvía la mirada, Miranda se vira de espalda y se coloca despacio la blusa.
MIRANDA
Ya puede mirar, tío.
Inocencio se vuelve y ve:
Las nalgas húmedas de Miranda.
Inocencio vuelve a desviar la mirada.
INOCENCIO
No debe andar sola por estos parajes, niña…
Por aquí pueden pasar cosas malas…
Miranda termina de vestirse y se acerca a Inocencio, nervioso.
MIRANDA
¿Cosas cómo qué?
Inocencio acaricia un crucifijo que cuelga sobre su pecho.
INOCENCIO
Cosas del demonio… En este río murieron varios hombres y mujeres
qué pecaron contra el Santísimo.
Miranda sonríe, toma el cántaro de leche. Inocencio toma su morral y la sigue.
P.V de Inocencio: La ropa mojada de Miranda le marca el caminar.
Miranda se vira y nota la mirada de Inocencio. Se detiene.
MIRANDA
¿Ya desayunó, tío? Es temprano…
Miranda se empina del cántaro y se lo ofrece a Inocencio.
MIRANDA
Es leche fresquita… Aún está tibia.
Dully observa desde el monte.
Inocencio se dispone a beber del cántaro cuando nota:
La blusa abierta de Miranda, se ven los pechos húmedos. Miranda siente la mirada y se inclina un tanto para que Inocencio pueda verla mejor.
Inocencio mira extasiado. Respiración agitada.
P.V. de Dully, desde el monte: Miranda le arrebata el cántaro a Inocencio y echa a correr.
Inocencio sorprendido la ve marcharse.
Inocencio acaricia nuevamente el crucifijo que centellea al sol. Suspiro.
Plano subjetivo de Dully, que avanza corriendo por la manigua.
10. INT. DÍA. CASA DE DOLORES.
Dolores atiza el fuego del horno en la cocina. Tiene el cabello recogido con una cinta púrpura. Da vueltas a un guiso de carne. Va a la mesa, y prepara la masa para un pastel. Miranda entra en silencio, coloca el cántaro sobre la mesa y vuelve a salir. Dolores la sigue con la mirada, deja la masa y se asoma a la ventana y ve:
Inocencio se acerca, cargando un bulto de leña. Y con un hacha en la mano.
Dolores se abre un par de botones de la blusa y se organiza los senos. Se le alegra el rostro y amasa con sensualidad.
Inocencio entra.
Dolores se arregla el pelo con el dorso de la mano, y sin quererlo se suelta la cinta púrpura que lo recogía. Luce muy guapa con el cabello suelto. Mira:
El cuerpo curtido de Inocencio.
INOCENCIO
Buenos días…
De repente, tras Inocencio, entra Dully tímidamente.
El rostro de Dolores se altera.
DOLORES
¡Dully…!
DULLY
La ca-ca-ca…
INOCENCIO
La canasta de la abuela…
Dolores sonríe hipócritamente.
DOLORES
Sí, sí… Ay, este muchacho nunca va a perder esa gaguera, ¿no?
Ya mismo te la preparo…
Dolores, mira a Inocencio, y coquetamente se seca el sudor de la frente con un paño de cocina.
INOCENCIO
Aquí está la leña…
Inocencio deja la carga en el piso. Clava el hacha en la leña.
DOLORES
Inocencio, usted es un ángel.
¿Qué sería de nosotras sin usted?
Inocencio mira:
Los senos de Dolores, los pezones que se insinúan debajo de la blusa.
Inocencio baja la vista. Dully se sonríe, medio baboso. Inocencio toma una naranja y se la lanza a Dully.
INOCENCIO
La santa es usted, Dolores. Lucio nunca la valoró como esposa.
DOLORES
¡Ay, no diga eso! Allá, donde Dios lo tenga… (duda)
Bueno, donde quiera que esté, usted sabe, el más allá, allá Lucio debe haberse dado cuenta de su error, ¿no cree?
Dully chupa de la naranja, sin perderse un detalle.
INOCENCIO
Hay espíritus que nunca encuentran luz…
Y menos en este campo lleno de rencores…
Inocencio se sienta, a la vez que Dolores le sirve café en un pozuelo, muy próxima al hombre, insinuándole más los pechos.
INOCENCIO
Aunque a veces pienso que hay vivos que
tienen menos luz que los muertos…
DOLORES
¿Por quién lo dice? (Mira a Dully)
Dully ha tomado la cinta púrpura de Dolores que estaba en el piso y la huele.
DOLORES
(Off)
¡Dully no mata ni una mosca!
INOCENCIO
Lo digo por mi madre…
Su plan del desalojo va caminando…
DOLORES
¿Doña Zulma? Ay, no, Inocencio, yo no creo que ella quiera echarnos de aquí… Ella es así, a veces se enoja y dice locuras…
No hable así de su madre…
INOCENCIO
No “hablo así”, Dolores. Yo sé lo que le digo.
Ella tiene las escrituras. Mandó a llamar al NOTARIO.
Distraído, Dully mira atentamente hacia fuera:
Vista a través de la ventana de la cocina, Miranda se acerca con un balde de agua.
INOCENCIO
(Off)
Quizá les convenga vivir lejos de aquí…
Dully mira:
Inocencio coloca su mano sobre la de Dolores, que no oculta su excitación.
INOCENCIO
Miranda se merece un ambiente más sano…
Dolores mira fijamente a Inocencio, sonríe y se cierra levemente la blusa, sin abotonársela:
DOLORES
Ustéd tiene razón, Inocencio… No quisiera que Miranda
se quedara en este monte… Ya está hecha una pollona
y en cualquier momento se me va de las manos.
Miranda entra con el balde de agua.
Inocencio vuelve la mirada hacia Dolores y baja la vista nuevamente.
INOCENCIO
Desde que murió Lucio, me juré que no les faltaría nada
a usted ni a la niña.
Miranda lo mira, se sienta en un taburete, hala hacia ella el balde de agua y comienza a lavarse las piernas.
Inocencio preocupado mira hacia Dolores.
Dolores se levanta y con desdén echa algunos alimentos en una vieja cesta.
Inocencio vuelve la mirada hacia:
Las piernas húmedas de Miranda.
Respiración agitada. Dolores se dirige a Miranda molesta.
DOLORES:
¡Miranda, vaya a lavarse al baño! ¡Mire el reguero de agua que está haciendo!
Miranda mira a Dolores sorprendida. Inocencio les da la espalda
INOCENCIO
Que tengan buen día…
DOLORES
Inocencio, espere, tómese otro poquito de café
Inocencio sale. Miranda lo mira marcharse.
Dolores mira a Dully furiosa.
DOLORES
¡Toma la cesta! Llévale a la vieja.
Dully toma la cesta tímidamente. Mira hacia Miranda, Dolores lo empuja con dureza y Dully sale. Con rabia, Dolores vuelve a la mesa y sigue preparando la masa iracunda.
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