miércoles, 8 de mayo de 2013

GUSTAVO ARCOS SOBRE REUNIÓN DE CINEASTAS CUBANOS

No hay sábado sin Sol..

Los cineastas cubanos se han reunido frente al edificio ICAIC, tras una espontánea convocatoria que movilizó a casi 60 de ellos en la sala Fresa y Chocolate. Hacía rato que tal encuentro no se producía y el acto, significó el primer punto llamativo de la cita. Los había de todas las generaciones y posturas estéticas, pero esas diferencias se dejaron a un lado para asistir al llamado del realizador Enrique Álvarez a salvar el cine nacional.

Y es que, por una parte, la unidad no ha sido precisamente una de las virtudes que han acompañado a las nuevas generaciones. Demasiadas cosas, que han afectado o contaminado el desarrollo de nuestro cine, se han dejado pasar. Decisiones desafortunadas tomadas por funcionarios sin contar con los artistas, reiteradas censuras de filmes, caóticos diseños de programación y estrenos, insuficiente presencia en mercados internacionales, cierre casi total de los circuitos de exhibición en el país, ausencias de fondos para el fomento de la industria cinematográfica, notable debilitamiento tecnológico, pérdida de espacios legítimos donde promover o comercializar las obras en el territorio nacional, excesivas demoras en la implementación de leyes que amparen al creador audiovisual autónomo, son entre otros muchos, los problemas que han venido mellando la voluntad de los artistas y cineastas alejándolos de la institución y del otrora sentido de pertenencia que tenían por ella. De otra parte, la llegada de las nuevas tecnologías han abierto el camino para una creación mucho más independiente y efectiva, generándose una conciencia individualizada que confía mucho más en las acciones personales o de pequeños grupos de producción, que se mueven bajo otras dinámicas, presupuestos e intereses. En Cuba, desde hace años se filma mucho, pero se sabe que una parte considerable de esa imagen de la nación está realizada, a cierta distancia del control oficial.

Partiendo de esa realidad, que hace contrastar dos modelos de producción cinematográfica: el centralizado y controlado por el aparato del estado y el conformado por gestores y artistas independientes, se iniciaron por Fernando Pérez, las intervenciones en esa tarde de sábado. Fue unánime el llamado a que el cuerpo jurídico del estado dictara de una vez la Ley del Creador Audiovisual Autónomo. Una figura que legitimaría a muchos creadores con sus pequeñas productoras. Es algo esencial y vital del que parten todas las otras acciones. Esa sombrilla legal, permitiría sanear todo el hoy enrarecido carácter de estas “casas productoras”, que si bien son toleradas, no cuentan con respaldo oficial para hacer, por ejemplo, su actividad financiera, contratar personal técnico o artístico, percibir ayudas monetarias de compañías, empresas, bancos nacionales o extranjeros, proteger adecuadamente su propia obra ante una piratería institucionalizada, construir sus propios fondos de inversión para proyectos futuros, suscribir convenios de coproducción con otros estudios, etc. En el país hay cerca de un centenar de productoras independientes realizando todo tipo de actividades audiovisuales, filmando en el campo de la publicidad, el clip musical, la animación, las películas de largo y mediometraje, los documentales, cortos y hasta obras de video experimentales.

¿ Debe el ICAIC seguir siendo institución y productora de filmes al mismo tiempo? Esa pregunta fue lanzada, por el cineasta Pavel Giroud, sin encontrar consenso. Es la experiencia que se sigue en buena parte del mundo, pero en Cuba las productoras independientes no existen legalmente y mucho menos hay compañías o estudios de cine encargados de generar los filmes. Por tanto el ICAIC, produce, exhibe y distribuye. Pero es un camino a transitar que parece inevitable. Entonces ¿ para qué esperar?.

¿ Debería sustituirse la institución por una Academia del Cine Cubano?. Esa estructura estatal ya creada pudiera por ejemplo, concentrarse en proteger el patrimonio fílmico de la nación, pudiera trazar políticas, crear fondos de apoyos financieros, organizar eventos, premios y festivales, propiciar circuitos de exhibición bajo políticas coherentes de estrenos y promociones al cine nacional, colaborar con las escuelas de cine e instrumentar programas de apreciación audiovisual en los niveles de enseñanza, editar revistas, libros y textos acerca del cine y sus técnicas, abrir locales y espacios de exhibición de filmes de culto o con valores estéticos, atender a las necesidades de los cineastas, en fin, encauzar con acciones y conceptos todo un entramado que impulse políticas culturales en el campo del cine, mientras que la realización directa de los filmes corra a cuenta de las casas productoras.

Otros temas fueron también tratados por los cineastas cubanos, como por ejemplo, el deplorable estado de las salas cinematográficas, reducidas casi a la veintena en todo el país. Urge un rediseño de estas estructuras y locales, que desde hace años debieron, muchos de ellos, ser reconvertidos en multisalas o espacios de exhibición especializada. No se aplican diseños de promoción que muevan al espectador a las salas, puesto que rara vez se produce en ellas un verdadero disfrute del espectáculo cinematográfico. La idea de que el cine puede ser una fuente generadora de riquezas, espirituales y también financieras, parece haber sido abandonada por los funcionarios y decisores quienes las han reconvertido total o parcialmente en espacios para shows musicales, actos circenses o programas humorísticos. Los realizadores alertaron del atraso tecnológico de las pocas que quedan, pues cuentan con equipos en desuso y poco efectivos para la correcta proyección de sus filmes. Resulta paradójico que se invierta en conseguir una alta calidad visual y sonora de las obras y después no puedan apreciarse estas en nuestras salas, dotadas de tecnologías incompatibles.

Para la gran mayoría de los asistentes no hay en estos momentos, una política visible, clara y coherente que defienda el cine nacional. Se toman decisiones a espaldas de los cineastas o creadores audiovisuales y el otrora prestigio y nivel internacional de nuestra cinematografía se ha visto superado por el crecimiento y la estabilidad continuada de casi todas las cinematografías del continente. Alguien incluso habló de la nueva ley del cine en República Dominicana, una letra recién suscrita que por su visión de futuro, se entendía, pudiera servirnos de ejemplo. ¿ República Dominicana?. Pues sí, parece que nuestros vecinos con apenas veinte largometrajes en toda su historia nos puede enseñar el camino en materia cinematográfica.

He ahí la urgencia de este encuentro, que tal vez devenga en movimiento, en gestos, ideas y acciones que nos permitan rescatar o mejor, rediseñar nuestro cine, mirando sí, hacia ese proyecto cultural, que bajo las siglas de ICAIC fue el primero gestado por la Revolución. Pero también y quizás sobre todas las cosas, observando las dinámicas del presente, bajo la clara premisa de que no hay mayor impacto en el desarrollo de los valores y la conciencia humana, que el ejercido por una imagen.

Gustavo Arcos.

La Habana, 6 mayo.- Cineastas de tres generaciones exigieron participar
en la reestructuración que vive el estatal Instituto Cubano del Arte e
Industria Cinematográficos (ICAIC), y cambios urgentes en las formas
de producción y distribución del cine hecho en el país.

La polémica se encendió con una carta sobre el tema circulada en abril
pasado bajo la firma del realizador Kike Álvarez y tuvo su clímax en
una reunión de cerca de 70 personas del audiovisual cubano, realizada
el pasado 4 de mayo, en el capitalino centro cultural Fresa y
Chocolate.

Reunión

"No sabemos qué va a pasar", dijo el cineasta cubano Fernando Pérez,
que lideró junto a Álvarez el "encuentro espontáneo", como el mismo
calificó la asamblea.

El director de películas cubanas emblemáticas, como "Clandestinos"
(1987) o "Suite Habana" (2003), confesó que "lo que más nos conmina a
estar aquí es la falta de información y participación" en los
proyectos de cambios en la institución estatal rectora de la
producción y comercialización del cine cubano.

La cineasta Rebeca Chávez insistió que saben "por rumores" del
"mandato de reformular el ICAIC", como parte de las reformas
económicas que vive Cuba desde 2008.

Los rumores sobre un estudio para transformar el instituto
cinematográfico y la suerte del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano
de La Habana tras la muerte en abril pasado de su presidente, Alfredo
Guevara, pusieron en alerta al movimiento cinematográfico cubano,
trascendió en la reunión.

En ese sentido, la vicepresidenta del ICAIC, Susana Molina, confirmó
que existe una comisión creada por Miguel Díaz-Canel –primer
vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros- y Marino Murillo
–vicepresidente del Consejo de Ministros-, para "transformar todo el
cuerpo legal que puede estar frenando el desarrollo de esa actividad
(la de producción cinematográfica)".

La junta evaluadora está presidida por el Ministro de Cultura, Rafael
Bernal, e incluye a representante de instituciones y organismos del
Estado, como el Ministerio de Justicia y el de Finanzas y Precios, así
como a dos cineastas, Manuel Pérez y Jorge Luis Sánchez.

Molina, que integra la comisión de marras, precisó que el ICAIC es "la
única institución cultural que está participando de ese beneficio".

Para la funcionaria, la consulta con los realizadores "es obligatoria"
porque "no se puede avanzar sin el consenso".

Molina aseguró que cuando "tengamos la información un poquitico más
estructurada, la vamos a socializar y el diagnóstico real va a
depender de todos ustedes".

"El sentido de esta reunión es que hay impaciencia porque no puede
existir siempre el mismo discurso. Vamos a cambiar y es urgente",
manifestó Pérez, que rodó de manera independiente sus dos últimos
largometrajes.

Según el director, es el momento de "decir impacientemente no". Y
agregó: "si no hay respuestas, no habrá cine nacional".

"Existen propuestas precisas y soluciones, mientras la comisión
empieza a hacer un análisis de todos los problemas que tiene el
ICAIC", indicó la realizadora Magda González.

González se refirió al documento "Relaciones de producción: un nuevo
enfoque", que la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de
Cuba presentó a las autoridades en su VII Congreso, desarrollado en
abril de 2008.

"Es una plataforma programática, con exactamente lo que el Estado le
está mandando a hacer hoy al ICAIC. Se basa en las prioridades y
reglas generales para producir películas, acceder a un presupuesto con
libertad y organizar la producción de proyectos", destacó.

Demandas

El grupo de cineastas decidió no esperar los resultados del
diagnóstico para replantear sus demandas. Según indicaron, todos sus
planteamientos serán incluidos en un documento que verá la luz
próximamente.

La legalización del cine y las productoras independientes, la
actualización de las formas de producción, retribución a cineastas,
mecanismos de distribución y exhibición nacionales e internacionales y
el deterioro de las salas de cine del país, encabezan los asuntos a
tratar en el texto que elaborarán las y los cineastas.

Para el creador Esteban García Insausti, hay que tomar el "camino más
difícil o el más lejano" para tener "una ley de cine".

"Toda la región la tiene. Se necesita un cuerpo legal que respalde lo
que hemos estado hablando. Con esto lograremos que el cine se
democratice de una manera transparente", puntualizó.

Con tales propósitos se eligió una representación de 12 personas del
audiovisual cubano, que tiene la tarea de perfeccionar una propuesta
de demandas a presentar ante las más altas autoridades del país.

La redacción del documento es responsabilidad de los directores Rebeca
Chávez, Magda González, Lourdes de los Santos, Fernando Pérez, Manuel
Pérez, Enrique Colina, Jorge Luis Sánchez, Pavel Giroud y Pedro Luis
Rodríguez; el guionista Senel Paz y los productores Inti Herrera y
Daniel Díaz Ravelo, elegidos en la asamblea.

El pasado 5 de abril, los jóvenes realizadores del país también se
unieron para exigir al ICAIC más autonomía para la Muestra Joven,
único festival que, durante más de una década, divulga la producción
cinematográfica joven e independiente de Cuba. (2013)

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