lunes, 27 de agosto de 2012

ERA UNA NOCHE DE LUNA, CUANDO YO LA CONOCÍ

Aquí un hermoso y nostálgico artículo publicado por el amigo Jorge Dalton en www.cafefuerte.com  que me pareció interesante compartirlo con ustedes.
Era una noche de luna, cuando yo la conocí
Jorge Dalton
Al niño Conte y a Ana Laura Bode
Los Autocinemas tuvieron su auge en la década de los 50s, siendo estos uno de los iconos más representativos de la cultura norteamericana. Había surgido un espectáculo sin precedentes que más bien serviría para entretener a esa juventud desencantada luego de concluir la Segunda Guerra Mundial. Nació también la llamada cultura adolescente de los “rebeldes sin causa”, con figuras como James Dean y Marlon Brando. Para una joven de 15 o 17 años ir con su novio al Autocinema era el sueño hecho realidad bajo las estrellas. No solo significaba dar el primer beso en un flamante carro convertible, sino que se hacía frente a una inmensa pantalla de 70 mm en un derroche de pasión y tecnicolor.

Los héroes juveniles de los prósperos años 50 desfilaban delante del parabrisas. Modelos de autos convertibles como el Pontiac, año 1956 y el Mercury “Sun Valley”, año 1954, eran ideales para ir a presenciar el cine de una manera distinta. Por otro lado, no había que hacer el más mínimo esfuerzo pues las palomitas de maíz, las sodas, helados, hamburguesas y sándwich, eran ofrecidos en la misma ventanilla de tu auto. Toda esa cultura era parte del panorama cubano de esos años. Los Autocinemas eran maravillosos pero al mismo tiempo, propiciaron la obesidad y la huevonería, otra de las características más notables de la cultura norteamericana.

Fue precisamente en esa década, que La Habana sufrió una acelerada transformación y se convirtió en el gran experimento de esa cultura, la cual sobrevive agonizante y corroída hasta nuestros días independientemente de los largos años de Revolución Socialista. Fue en esos años, que se eliminaron los tranvías de las calles, los aires madrileños comenzaron a desaparecer y se dio rienda suelta a la modernización al estilo norteamericano. Lugares como El Nuevo Vedado, Altahabana o el Casino Deportivo, por nombrar solo algunos barrios residenciales, se construyeron en el mejor estilo arquitectónico norteamericano.

Tengo entendido que en alguno de esos barrios, no sé si en Altahabana, existió un Autocinema pero el de mayor renombre se llamó “Autocine Novia del Mediodía”. Nunca podré olvidar la noche cuando la conocí en 1972, yo cursaba el quinto grado de primaria en la escuela “Hermanos Montalvo”, un internado para varones y con disciplina militar que quedaba en casa del carajo, entre los pueblos de Caimito y Guayabal y estas son las santas horas que no sé quiénes eran los "Hermanos Montalvo”.
Para ir a esa beca, tenía que emprender un largo recorrido todos los domingos. Nunca fui solo, lo hacía con mi hermano Juan José que cursaba el 6to grado. Pero antes de partir, pasábamos por el solar de la calle 9 y H donde vivían Rigoberto y su hermano que apodaban “Botella”, los dos estudiaban en la misma escuela. Estos dos negros siempre lucían impecables, entalcados, olorosos y con las botas bolúas lustradas como espejos. La ropa brillaba también, con las camisas y pantalones almidonados por su madre que era una incansable lavandera.

A las 5:00 en punto se iniciaba nuestro viaje, acompañado de estos dos negros entablillados pues su mamá les almidonaba hasta las medias y los calzoncillos.

A las 6:45 pm cogíamos una guagua en la Plaza de Marianao que nos dejaba en el pueblo de Bauta. Ya entrada la noche, a la salida de Arroyo Arenas, en la calle 51, al llegar a la autopista “Novia del Mediodía”, sobresalía intacta la pantalla del auto-cine con el mismo nombre, donde se producía uno de los acontecimientos que más amo y recuerdo.

Da la casualidad que una noche exhibían “Casablanca” y pude ver desde la ventanilla de la guagua, el momento en que Bogart besaba a Ingrid Bergman, antes de fugarse de París. Por mucho tiempo he soñado con ese instante, con ese conocido y bello fotograma suspendido en el aire, en medio de la oscuridad penetrante del campo cubano.

El autocine “Novia del Mediodía” es una de las numerosas joyas clásicas de la cultura norteaamericana que sobrevivieron a una larga agonía en Cuba. No sé quién habrá sido su dueño y porque esa autopista y el autocine tenían tan particular nombre, basado seguramente en fugaces encuentros amorosos a mitad del día.

Por fortuna al año siguiente me trasladaron a otra beca que quedaba entre los pueblos de Cangrejeras y Santa Fé, muy cerca de Arroyo Arenas. Una escuela mixta que se llamaba José Manuel Lazo de la Vega, donde terminé mi último año de primaria. En ese internado yo tenía unos amigos guajiros en los pueblos de Bauta y Corralillo. Algunos sábados, en lugar de ir a mi casa en La Habana, prefería quedarme con ellos todo el fin de semana para acompañarlos a cazar patos en la Laguna de Ariguanabo. Lo hacía también con la intención de saciar mi curiosidad por ir al “Novia del Mediodía”. Mis amigos eran mayores que yo y me habían prometido llevarme.

La única vez que fui no había un alma, muy pocos lo visitaban, los audífonos no existían, todo estaba ya oxidado y los carros convertibles, las sodas, los helados y las hamburguesas solo se podían imaginar cerrando fuertemente los ojos. Para no torturarnos tanto, llevamos en una jabita, discos voladores, kekes, cangrejitos y unas pergas con guachipupa de mantecado que habíamos comprado en Bauta.

El proyeccionista, condenado también a una tediosa y prolongada muerte, llegaba todas las noches y pasaba la película sin importar que hubiese o no, gente, así justificaba sus horas laborables, en una actitud de ultratumba, con una parcimonia muy peculiar de los tantos fantasmas que habitan mi celuloide.

Pedro Crespo, Eladio Castillo y yo nos sentamos en el piso, con la boca abierta y la vista fija en la tela blanca donde se produciría la magia. Parecíamos tres enanitos en medio de aquel descomunal cementerio del cine, hogar de esa misteriosa pantalla gigante abandonada en las tinieblas de la noche y que solo podía apartarse de la tristeza en el instante mismo que se encendía el proyector. De pronto, se iluminaba la manigua, se apagaba el sonido de los grillos mientras todo se hacía música e imagen en sucesión. Comenzaba así, la función de cine más bella que he asistido jamás.
Nota del autor: El Autocine “Novia del Mediodía”, que yo recuerde, sobrevivió en estado deplorable hasta después de finalizada la década de los 70s. Luego se convirtió en un lugar desierto y la estructura metálica de la pantalla se fue oxidando pero por muchos años, la pantalla seguía ahí. El enorme terreno se fue convirtiendo en un basurero y luego en un parqueo para camiones y carros del estado. Todo desapareció y muchos cubanos hasta ya olvidaron que ahí existió uno de los mayores Autocinemas de América Latina.
Cubanismos
Guagua: Ómnibus.
En casa del carajo: Muy lejos.
Manigua: campo, monte, selva cubana.
Jaba, jabita: Bolsa para mandados ya sea de tela o nylon. La jaba es de uso vital para la vida del cubano hasta el punto que todos en la isla se dividen en: Cabeza, tronco, extremidades y jaba.
Perga: Vaso popular fabricado de cartón y cera.
Kekes: Galletas caseras. Fueron muy típicas en las zonas rurales.
Guachipupa: Refresco de esencia.
Disco volador: Sándwich cubano muy popular, elaborado mediante un raro artefacto casero, una especie de prensa metálica que pudiera servir también como arma de defensa personal.
Publicado en CAFE FUERTE

jueves, 23 de agosto de 2012

RAMPARTE

Como parte de las actividades del verano en La Habana, todos los años se celebra en el Pabellón Cuba, la Feria Arte en la Rampa, con exposiciones y ventas de artesanías, obras de arte utilitarias y de adorno, ropa, calzado y bisuterías. La feria incluye en su programación numerosas actividades culturales.
Por las tardes, se presentan peñas, de jazz, trova, décima y otros géneros musicales, mientras que por las mañanas de los fines de semana, hay actividades variadas para los niños. En una de esas actividades de la tarde, el amigo Renecito de la Cruz tiene un espacio diario donde invita a músicos y actores para encontrarse con el variopinto público que frecuenta el Pabellón Cuba en estos calurosos días. He aquí donde entra Molinator and friends. Renecito me llamó hace unos días y me rogó encarecidamente que fuera a su peña este miércoles 22, que él había hablado con el Majá y esto y lo otro y que la íbamos a pasar bien, que habría tragos, etc,etc. Me puse en contacto con Alexis quien me dijo que iba si yo estaba, sino, no. Le dije lo mismo que si el estaba, yo estaría, entonces acordamos ir aunque a ambos no nos gusta mucho ese tipo de faranduleo. Pues la cosa era pasarlo lo mejor posible y no dejar embarcao a René.  Le conté a Jazz Vilá y también se apuntó y así fue que ayer en la tarde aparecimos en el Pabellón Cuba a quedar bien con nuestro amigo actor. LLegué yo primero, solo. Mi mujer y mis hijas están en Oriente. Renecito aún no había llegado. Después apareció Jazz y más tarde Alexis acompañado de Linda, su novia que está embarazada. Así que pronto seremos tíos de otro majacito o una majacita más. Nada más llegamos y había una tremenda algarabía porque Leo, ex-integrante de la Charanga Habanera, popular presentador  del programa Piso 6 y ahora cantante de éxito en solitario, estaba firmando posters y presentando  su nuevo disco. Jazz se fascinó con el pepillo y me hizo meterme en un molote a conseguir que el ídolo le firmara un poster con dedicatoria y todo. Bueno, no fue exactamente así. Jazz me dijo que le gustaría un poster y yo de jodedor que soy me metí entre la gente a conseguírselo costara lo que costara. Cuando llegué al cantante, ya los posters se habían acabado, pero Leo me señaló  unos posters que estaban pegados en las paredes y raudo arranqué uno,  se lo pasé para que lo firmara y dedicara a mi amigo Jazz que estaba por allá comiéndose las uñas. En efecto, aparecí con el preciado Poster y Jazz se puso muy contento. Alexis y yo nos cagamos de la risa. Creo que Jazz consiguió el teléfono del cantante.
Después René nos presentó y entre preguntas interesantes unas, sicotrónicas otras y algún que otro mal chiste de Renecito pasamos un rato muy divertido los tres actores de Juan de los Muertos, una película   que a pesar de haber tenido un pésimo estreno nacional, increiblemente nos mantiene en la psique popular y la gente nos reconoce en la calle, muestra de ello es que al final tuvimos que tirarnos montones de fotos con parte del público allí presente y firmar cuanto objeto llegó a nuestras manos, desde agendas, pedazos de papel,cartones, tarjetas, ropa interior y hasta billetes de moneda nacional. ¡Qué falta de respeto! Un par de stills tomadas por mí y las otras tomadas por la hermosa Lina Saroza, talentosa saxofonista y novia de mi amigo Alex Medina.

martes, 21 de agosto de 2012

BARMAN FOREVER Y QUE TRISTE VENECIA SIN TI

Anoche terminé mi participación en Venecia, la película de Kiki Álvarez. Se rodó el comienzo de la secuencia de la discoteca que parte desde la barra del bar y termina con la escena de sexo del baño público, ya rodada anteriormente. La escena en cuestión es cuando las tres protagonistas Violeta, Mayelín y Mónica, están bebiendo cerveza en la barra y yo, el barman, reconozco entre ellas a Mónica, quien fue una colega del preuniversitario, en Matanzas, a la cual mi personaje, Osvaldo, deseó siempre y nunca pudo tener. A partir de una pauta que nos dió Kiki, la improvisación fluyó bastante bien y la escena generó una atmósfera divertida y de mucha química entre los personajes. ¡Al fin! Jazz convenció a Kiki para tener su añorada escena con Molinator, el barman y rememorar tiempos pasados. Improvisamos una conversación sicotrónica muy graciosa que es la que cerrará la escena. Hoy me acabo de enterar de la muerte por suicidio lanzándose de un puente en Los Angeles de Tony Scott, el hermano de Ritley, quien vivió siempre a la sombra de su mítico hermano pero hizo algunas películas que estaban bastante bien como The Hunger, Top Gun, The Last Boy Scout, True Romance y Crimson Tide . ¿Por quié hizo eso? Aquí algunas stills de anoche.

sábado, 18 de agosto de 2012

VENECIA PARTE DOS

Hace un par de días, más exactamente un par de noches, estuve en el rodaje de Venecia, la nueva película de Kiki Álvarez. Como les conté antes, Venecia , narra la historia de tres mujeres, Violeta, Mónica y Mayelín que trabajan en una peluquería estatal y que el día del cobro deciden acompañar a una de ellas a comprarse un vestido. Se inicia así un itinerario de sucesos imprevistos que las llevará a pasar la noche juntas, amaneciendo con el sueño común de abrir un salón de belleza propio al cual nombrarán Venecia. La película tiene como director de fotografía al colombiano Nicolás Ordoñez, está producida por las cubanas Ivette Liang e Ivonne Cotorruelo, y está protagonizada por Claudia Muñiz (Violeta), Maribel García Garzón(Mónica) y Marianela Pupo (Mayelín). Venecia recorrerá algunos rincones de la noche habanera, con la intimidad y el voyeurismo de una cámara fotográfica capaz de captar en alta definición los más recónditos rincones de una ciudad que permanece viva en el sueño, la tenacidad y la sensualidad de sus habitantes. Esas dos noches se rodaron uno de esos imprevistos que le suceden a sus tres protagonistas, una de ellas, Mónica a quien da vida Maribel García Garzón, se tropieza con el personaje que interpreto, Osvaldo, un barman, y este la seduce en un baño de una discoteca media trasha, bueno, primero la convence previo un par de pasillos en la pista de baile reguetón por medio, de irse con él, a tener sexo en el baño del local. La química con Maribel fue espectacular y la escena que tenía que ser de alto voltaje, tuvo de verdad haute tension, incluyó sexo con violencia aderezado con cunilinguus y analinguus hermosos que no se si la cámara poética de Nicolás y Kiki permitirá ver al espectador, ya que mientras la escena ocurría, se decantaba en un lento recorrido por vitrales y espejos del lugar. Esa noche me reencontré en la pantalla con Jazz Vilá quien acababa de regresar de España e interpreta en el filme a un trasvesti que tiene una romántica historia con el personaje de Violeta interpretado por la actriz y guionista Claudia Muñíz. Nos cruzamos Jazz y yo en una escena en la película, creo que se podría haber aprovechado más nuestra presencia, pero fue solo un flashazo, nos cruzamos cuando me llevo a la chica al baño y el trasvesti nos mira con cierto desprecio. Fue muy lindo reencontrarnos y la pasé estupendamente ese par de noches haciendo una de las cosas que más me gusta: actuar. ¡Ah! Se me olvidaba. El TPR salió mal y tuve que sacarme la muela. Aquí algunas stills de esas dos noches.

jueves, 9 de agosto de 2012

MOLINA EN VENECIA

A partir de ayer 8 y hasta el 23 de agosto, el realizador cubano Enrique (Kiki) Álvarez estará filmando su más reciente largometraje, Venecia (título de trabajo), en locaciones interiores y exteriores de La Habana. Escrito por la joven actriz y guionista de Jirafas, Claudia Muñiz, Venecia se propone contar la historia de tres mujeres que trabajan en una peluquería estatal y que el día del cobro deciden acompañar a una de ellas a comprarse un vestido. Un conjunto de sucesos imprevistos las llevará a pasar la noche juntas y amanecerán con el sueño común de abrir un salón de belleza propio, al cual nombrarán Venecia. La cinta profundizará en el hecho de ser mujer en Cuba, en los caminos hacia la adultez y, sobre todo, en la amistad. En esta película independiente Molinator interpreta a Osvaldo, un barman que reconoce esa noche a una de las tres amigas como una colega del preuniversitario y se plantea seducirla ya que esta era una asignatura pendiente que él tenía. Para Kiki Álvarez, Venecia como Jirafas, su anterior largometraje, abren la posibilidad de desarrollar una investigación artística que, a partir de improvisaciones, permita a los actores utilizar su energía vivencial en la construcción de sus personajes, y privilegia el instante de la puesta en escena como centro creativo de una escritura cinematográfica que busca lo real en la multiplicidad de los puntos de vista. Este es el segundo proyecto cinematográfico de una cooperativa formada por profesionales de variadas nacionalidades que se conocieron trabajando o estudiando en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV). El primer largometraje de esta agrupación fue Jirafas, cinta anterior de Álvarez, recientemente estrenada. Kiki Álvarez tiene una extensa filmografía, que agrupa los cortometrajes Espectador (1988), Amor y dolor (1990), Crisis (2002), Escuadra hacia la muerte (2003), Domingo (2007), Al día siguiente (2009); el mediometraje Sed (1991) y los largometrajes La ola (1994) y Marina (2011). Actualmente se desempeña como coordinador de la Cátedra de Dirección en la EICTV.