El día 4 de diciembre a ls 3:00 p.m. se estrenó Molina´s Ferozz en el cine La Rampa. La afluencia de público fue tal que la policía no pudo controlar la avalancha hacia dentro del cine. Aquí les dejo dos entrevistas realizadas por la periodista Ariadna Ruiz al salir del estreno del filme que compite en la categoría de ópera prima en este festival de la Habana.
Versión moliniana de la Caperucita Roja
Entrevista con el realizador cubano Jorge Molina a propósito del estreno de su primer largometraje de ficción Molina’s Ferozz
Por: Ariadna Ruiz Almanza
La caperucita de esta historia es pícara, provocativa, sensual y nada ingenua o despistada; su abuela, lejos de parecer una cándida y amable anciana motivo de ternura y cuidados, se presenta como la terrible causa de todas las pugnas y degeneraciones familiares; el supuesto lobo, carente de astucia en esta versión cinematográfica, acentúa la rocambolesca trama desde su torpeza y retraso mental, desde la postura voyeurista que asume producto de la decadencia y depauperación moral de la que, por supuesto, también forma parte; la madre de la niña, por otro lado, es una mujer maltratada y violentada, pero que naturaliza el dolor como mecanismo de defensa ante la hostilidad en que vive; y para finalizar, el leñador servicial y oportuno del cuento infantil de Perrault, se convierte en esta ópera prima del realizador cubano Jorge Molina (Molina’s Ferozz, 2010) en el mito licántropo del oriente cubano, el cagüeiro, responsable de un desenlace escabroso y retorcido donde los personajes encuentran en la sordidez de sus instintos, la plenitud y realización misma de sus deseos.
Controversial, agresiva, molesta para muchos –yo diría que la mayoría–, y escandalosa, se nos advierte Molina’s Ferozz. Al parecer, su director tiene el don de sofocarnos cualquier intento de relajamiento. Sin embargo, detrás de la crudeza explícita y morbosa de las imágenes, y de las soluciones nada esperadas para un espectador condicionado por imperativos morales y de civilidad, no es incomodar lo que se persigue mas sí propiciar la reflexión; aunque lo primero, sea un valor agregado de cada material de Molina.
“Esta película fue hecha con las viseras, y no tengo certeza de cómo la recibirá cada quien, ahora bien, lo que sí puedo asegurar es que nadie permanecerá indiferente ante ella. Lo interesante sería que después de verla las personas se quedaran pensando. Si la película no les pasa a través de la retina hasta el cerebro, entonces fallé.”
Molina’s Ferozz compite en la 32 Edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en el apartado de Óperas Primas, y acerca de su realización nos sigue contando Molina.
¿Cómo llegó a sus manos la idea original de la película?
“La idea original es de Alain Jiménez, un actor amigo mío. Un día Alain me mostró el guión de dos o tres páginas de un corto (muy al estilo televisivo) que quería realizar para su novia, pero no encontraba la manera de hacerlo. Eso fue en el año 1998. Cuando lo leí no lo hallé tan bueno como las posibilidades que tenía de desarrollarse; era una gran idea sin cerrar. Entonces le dije a Alain que solo lo hacía si era a mi modo, pues buscaba darle otra dimensión. Y él aceptó. Comenzamos así a trabajar juntos en la concepción de un cortometraje a partir de aquella idea, y luego se nos unió mi guionista y amigo Edgard Soberón, con quien he creado una afinidad tremenda. Aquel proyecto tuvo varios elencos, pero nunca dinero para su materialización. En el 2008 envié el guión a CINERGIA y para mi sorpresa obtuve el premio de ese año. De pronto aparecieron 10 mil dólares para financiar el proyecto y entonces me dije: si ganamos 10 mil dólares para hacer un corto, haremos un largo. Y el guión de 19 páginas se convirtió en uno de 70.”
¿De qué manera La Caperucita Roja, un cuento infantil inocente en su más epitelial lectura, le provocó y sirvió para crear una historia tan cruda y controvertida?
A mí me fascinaba ese cuento, pero siempre lo había visto muy oscuro. Entonces me dediqué a buscar información acerca de él y descubrí que, al parecer, Perrault y los Hermanos Grimm partían siempre de historias nacidas de la oralidad sobre la pérdida de la inocencia y la virginidad y luego las metaforizaban. Yo solo cree un juego de símbolos lúdicos entre ambos textos, el literario y el cinematográfico en una historia perfectamente creíble en su esencia. En la película, por ejemplo, la capa de la niña aparece siempre extremadamente roja, y eso no es por gusto. Jugué también con el lenguaje del cuento dentro del filme, de hecho, uno de los dos planos que más me gustan de la película es en el que la grúa baja y se adentra en el bosque, es precioso; el otro, es en el que Perdomo le tiñe la cara de rojo a Dayana casi al final de la cinta. Las personas se impactan mucho con las escenas del perrito y la niña, y es verdad que están muy fuertes, pero yo pienso que la película es mucho más que un perrito lamiéndole la vagina a una muchacha, o mujeres desnudas en un río. Creo que el filme tiene una sordidez tremenda, y refleja un mundo muy desconocido para la gente de la ciudad, pero muy afín para la del campo.
Por primera vez en tu filmografía uno reconoce que la historia se sitúa en Cuba. ¿Tiene esto alguna trascendencia en el filme?
“Para nada. Como tampoco ubiqué la historia antes del 59’ por algún hecho en particular, pues creo que actualmente situaciones como las que recreo en mi película ocurren frecuentemente en cualquier campo cubano. La zoofilia, por ejemplo, es en zonas rurales lo más normal del mundo. Yo soy de Palma Soriano, y eso lo viví de cerca.”
Siempre dices que durante los rodajes formas con el equipo una gran familia. ¿Cómo te fue con los miembros de Molina’s Ferozz?
“Fue muy divertido, sobre todo durante las filmaciones en el Ojo del Agua, que es un lugar muy lindo por San Antonio de los Baños. Además filmamos en la EICTV, en una casita que tienen los estudiantes para sus trabajos prácticos; y en casa de unos guajiros. Sobre los actores te cuento que Pancho, por ejemplo, llegó a la película directo a filmar, porque Pomares, que era quien iba a interpretar el papel de la abuela, sufrió un accidente cerebro-vascular una semana antes del rodaje. Estoy muy complacido con él, aunque reconozco que fue al que menos tiempo pude dedicarle para trabajar el personaje. Raúl y Ana defendieron con mucha organicidad sus papeles; ambos muy fuertes y violentados. Dayana es la mejor actriz con la que he trabajado y espero no me abandone –sonríe comprometiéndola–. Y Perdomo para mí es lo mejor de la película, pues realmente el cambio de registro que logra es impresionante. Es un actor que admiro mucho. Nos conocemos desde hace más de 25 años y siempre me ha parecido uno de los mejores actores de este país, solo que no lo han sabido aprovechar, excepto Roberto Blanco. La fotografía por otra parte está muy bien lograda. A Camelia, la productora, le debo mucho también, y espero produzca mi próxima película. Si ese grupo de personas que nos comportamos como una familia no hubiésemos funcionado así, la película hubiera fracasado seguramente. Fueron ellos quienes entendieron lo que yo tenía en mi cabeza y lo organizaron hasta llevarlo a puerto seguro.”
¿Significa Molina’s Ferozz alguna especie de radicalización de su autor?
“Yo siempre digo –los que me conocen haciendo cine desde hace como 20 años, lo saben– que siempre hago la misma película con diferentes nombres: Molina’s Test, Molina’s Ferozz, Molina’s Solarix, Molina’s Mofo…; aunque una sea de ciencia ficción y ocurra en un búnker; otra se desarrolle en el futuro, específicamente en el 2023; y en otra una pareja pase de la realidad a un mundo chino dentro de una pagoda y sean torturados. Molina’s Ferozz es también la misma película.”
¿Representa la imagen de Cristo, entrando en escena siempre en momentos de perversión, una crítica pensada a la doctrina católica o es un simple recurso visual?
“A mí me encanta provocar, y aunque esté en contra de toda la corrupción que ha tenido históricamente la iglesia católica, este no es el caso. La imagen de Cristo es muy atractiva y fuerte por su carácter icónico, muy cinematográfica, sobre todo si la tomamos a contraluz, con un claroscuro, la cámara en contrapicado –eso lo aprendí de Orson Welles–. Me funcionaba muy bien para la reacción que quería estimular. Simplemente eso.”
¿Por qué en tus películas las mujeres suelen ser las más retorcidas?
“Las mujeres de mis cortos siempre son monstruosas y esto quizás se lo achaque a que cuando yo tenía 11 años mi noviecita de entonces me puso en evidencia delante de toda la beca. Yo soy una persona muy tímida, aunque haga este tipo de filmes, y cierto día yo la esperaba en un naranjal cuando sentí que unos pasos se acercaban. Entonces miré de reojo y lo que vi fue un súcubo en vez de a ella que venía a besarme. Me asusté tanto que salí corriendo, y el cartel de mariquita no me lo quitó nadie. Es por eso que en casi todas mis películas las mujeres tienen un tono monstruoso.”
No son tus películas historias de momias, vampiros y alienígenas; son historias sobre los demonios que habitan en las mentes de los seres humanos; esos estados de la conciencia que escapan a moldes, dogmas y convenciones sociales; esos que aparecen siempre para demostrarnos que no somos perfectos. ¿Es esto una regularidad temática en tus Molina’s…?
“Yo solo soy feliz cuando hago una película, en el momento del rodaje, en el que creamos como digo yo, una familia. No creo que haga películas de terror, pienso que trabajo sobre el lado oscuro del ser humano, sobre esas cosas que tenemos dentro y no sacamos. Sin embargo, yo puedo hacer lo mismo una película sobre el ballet, que una bélica, que un drama social; siempre que me seduzca, que me provoque, no tengo ningún problema con eso. Y es curioso, porque yo proyecto la imagen de mis filmes. Dice Dayana que ella pensaba que yo era un tipo drogadicto y alcohólico, y nada de eso, soy bastante tranquilo, solitario. No puede juzgarse el libro por la portada. Muchos piensan que soy retorcido, pero se equivocan. Para mí hacer cine ante todo es pasármela bien y divertirme, es como un juego, un acto de catarsis.”
¿Qué marca Molina’s Ferozz dentro del cine cubano?
Una diferencia.
¿Cuál es tu propia lectura de la película?
“Es mi particular homenaje a un director muy desconocido, sobre todo para los jóvenes, Vladimir Navokov, y a su obra Lolita; al cuento La Caperucita Roja de Charles Perrault; a todos los filmes de Walerian Borowczyk –en especial La bestia, 1975–, un director polaco, erotómano maravilloso, cartelista espectacular, posiblemente el mejor diseñador de carteles de cine que haya existido jamás, y que ahora están revalorizando luego de ser muy vilipendiado por la crítica en su momento; a la pintura de Fidelio Ponce; al pintor norteamericano Stumead; y a todo ese cine que, como yo mismo digo en una de las memorias que escribí de la película, me fascinó desde pequeño y proyectaban en los cine-móviles de Palma Soriano, y me llevó a robarle dinero a mis padres para comprarme una cámara Kodak de 8 mlm. Porque yo quería hacer eso que estaba viendo.”
Molina’s Ferozz vista por sus actores
Por: Ariadna Ruiz Almanza
El día de la presentación del filme Molina’s Ferozz del realizador cubano Jorge Molina, en el cine La Rampa, la avalancha de público ratificó dos cosas; una, que estábamos en Festival; y otra, que Molina, pese a los muchos detractores que rehuyen de su estética, tiene cada vez más seguidores. Hubiese querido entrevistar a unos cuantos espectadores para conocer sus opiniones respecto a la película (sin dudas, diametralmente opuestas, porque Molina no tiene términos medios), pero la tentación de hablar con los actores y conocer acerca de sus experiencias en el filme fue más fuerte.
A Pancho me lo encontré en el lobby de la planta alta del cine, y no hicieron falta presentaciones para que comenzara a hablar.
“Yo llegué al filme de casualidad, porque el personaje no era para mí, pero el actor se enfermó y entonces me llamaron. Eso significó que no tuve tiempo de ensayo, ni trabajo de mesa. Me leí el guión y me lancé al ruedo. La verdad es que me fue muy bien, porque Molina es un director que te da mucha confianza y libertad, y eso es muy importante para crear un personaje tan complejo como el mío.”
¿Qué cree usted sobre la importancia de este filme en el panorama cinematográfico cubano actual?
“Algo inusual, inédito. Aquí no se hace este tipo de cine y Molina en el fondo es un niño, un niño que juega con el terror y el erotismo. No hay tal agresión, en la TV hay cosas más grotescas y deformadoras. Molina tiene una visión crítica y artística de las historias que cuenta, muchas basadas en relatos de campo de Samuel Feijóo, solo por citar un ejemplo.
¿Lo que destaco de la obra? Creo que tiene una fotografía excelente, y la actriz Dayana Legrá está muy bien, con un desenfado tremendo, y su manera de asumir la desnudez es preciosa. Molina’s Ferozz es el resultado de un buen trabajo en equipo.”
Fue un placer enorme conversar con Pancho, quien además es, en mi más modesta opinión, uno de los grandes actores del teatro cubano.
Repasé entonces con la mirada, a la entrada del cine se encontraba Dayana Legrá, así que fui hasta donde estaba para saber también sus impresiones.
“Yo estaba en primer año de actuación del ISA cuando participé en un corto para un estudiante de Molina de la EICTV. Cuando él lo vio le gusté y me mandó a llamar para hacer el casting de la película que para mi suerte gané. Estoy muy orgullosa de haber trabajado en este largometraje, que es mi primero, y de que Molina haya confiado en mí, porque él es un excelente director y si somos inteligentes podemos sacarle muchos conocimientos.”
¿Cómo fue iniciarte en el cine con un filme tan violento, explícito y lleno de escenas de desnudos?
“Fue muy difícil porque hacer un desnudo es muy complicado, hay que olvidarse de eso y concentrarse en las situaciones, en la historia del personaje, y en sus conflictos para que todo salga orgánico. Me exigí mucho, pero en realidad mi soltura se la debo a la confianza y libertad que me concedieron durante la concepción del personaje y el rodaje mismo. Me sentí muy cómoda.
¿Mi mirada de espectadora? Es una locuraaaaa, es Molinaaaaa!!!!. Y se hizo con amor, pero también con mucha noción del cine, porque cada detalle del filme tiene una intención. Nada está utilizado por gusto y los que saben de cine se darán cuenta.”
A Perdomo y Ana no alcancé a verlos, fue una lástima, porque ambos estuvieron espectaculares en la película y me hubiese encantado tener sus visiones. Entonces terminé con Raúl (amigo de amigos), y quien verdaderamente me sorprendió muchísimo en su papel. Una escalera nos sirvió de asiento.
“Yo acababa de regresar de España y recibí una llamada de Camelia, la productora de Molina, para decirme que este me había visto en un par de cortos de alumnos suyos y que me quería para el personaje. Yo no había hecho nada anterior con él y Molina’s Ferozz es también mi primer largometraje.”
¿Cómo preparaste un personaje tan perturbador y retorcido pero que a su vez inspiraba lástima?
“Molina es de esos directores que se centra mucho en la actuación, le pone mucho rigor, y siempre te reta. Él me ayudó muchísimo a desarrollar la caracterización psicológica del personaje, que es bien oscura y reprimida, pues es producto de un incesto entre la abuela y su padre. En la psiquis de este personaje todo está desordenado, como desordenada es su apariencia física. Tuve que estudiar un poco los comportamientos regulares de este tipo de patologías mentales, y le debo mucho también a la maquillista, porque juntos pensamos la imagen desequilibrada del personaje.”
¿Qué aporta Molina’s Ferozz al cine cubano?
“Creo que es una necesidad, es la definición más cercana que tengo, porque si se aboga por una diversidad, por el respeto a la diferencia, por la integridad, creo que este tipo de cine debe ser comprendido también; un cine cargado de citas literarias, plásticas, cinematográficas. A simple vista la obra pudiera parecer ingenua, pero es muy polifónica. Creo que es otra manera de registrar la miseria de nuestros pueblos, pero esa que se lleva en el alma, la intrínseca al ser humano; su depauperamiento, el estado de neurosis colectiva en que se vive a veces. La película es un llamado de alerta al maltrato que nos hacemos los unos a los otros, unas veces queriendo y otras no, pero maltratándonos al fin. ¿Cómo proteger los valores sociales si se retuercen desde la célula familiar, que es la base de cualquier nación? Yo agradezco que se produzca un cine así, que incluso, le exige a la actuación otro nivel de carga, otra dinámica de trabajo. La verdad es que estoy encantadísimo de haber trabajado con Molina, porque tiene una sensibilidad increíble a pesar de que lo que viertan sus películas sean las partes oscuras del ser humano. Fue maravillosa esta experiencia.”
Una frase estuvo en boca de todos: “Molina es como un niño grande haciendo cine”, por eso no me quedan dudas de lo mucho que se divirtieron y de cuánto crecieron profesional y espiritualmente con Molina’s Ferozz.
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